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Idílica excursión por el Bosque mágico colindante a la Reserva Integral de Muniellos.
Como han visto en las innumerables fotos, la senda ascendente está perfectamente marcada y señalizada. Es imposible perderse, con uno sólo pero para los más torpes, que haberlos los hay, y que espero que si leen los gestores de Cangas del Narcea, estas sugerencias los corrijan. Hay un momento casi al final de la suave ascensión que el camino se pierde y aunque hay dos piedras pintadas en el suelo indicando la dirección de la subida, un poste alto con la oportuna flecha, sería un complemento perfecto para los más despistados, son sólo diez metros y enseguida está el camino que se estrecha perfectamente marcado. Los centenarios troncos agujereados de hayas y robles, harán las delicias de sus hijos, ya que a los chavales, necesitados del cariño de todos, les gusta sentirse abrazados por uno de los más nobles de nuestros hermanos del mundo vegetal, el árbol de la vida.
Espero haber sabido transmitir alguna de las múltiples sensaciones de la felicidad en estado completamente puro que les brinda una de las más emblemáticas y sencillas excursiones que deben hacer con sus hijos o solos, como es mi caso en el amplio, acogedor, salvaje y desconocido Concejo de Cangas del Narcea, del que se enamorarán seguro cuando lo conozcan, como me pasa a mi que soy un polígamo total de mi amante perfecta que es la Inconmensurable Naturaleza Astur. En este conjunto de 4 fotos, les muestro casi al llegar al Collado del Montecín de 1011 metros de altura, los últimos flashes de la senda que pierde el abrigo del bosque tupido, para rodearse de brezos, escobas y arbustos de bajo porte que les facilitarán las vistas al Puerto del Connio y a la vertiente Norte del Collado del Montecín, que desviándonos a la derecha, nos llevará, atravesando un hayedo preciosísimo, a la Campera del Moncó.
En algo más de hora y media, en plan tranquilo, he llegado al rebollar de robles melojos que están muy cerca del Mirador sobre Moal del Collado del Montecín, a 1011 metros de altitud y a 5,3 Km. de Moal. Yo he tardado en llegar a este mágico rincón 2 ½ horas, donde me senté sobre la única piedra que había, rodeado de los hermanos pobres y escuálidos del Roble Albar de Muniellos. Son una especie casi en vías de extinción que hay que proteger y apoyar. Compartiré con ellos un delicioso bocata de buen jamón serrano con lonchas aceitadas de tomate raft, y de postre, chocolate con pasas y almendras. En la conversación que he mantenido con mis compañeros, los robles melojos, hemos hablado de la sequía que han sufrido en estos suelos silíceos, de los urogallos presumidos, de los osos pardos, que pronto empezarán la hibernación, de los lobos solitarios que casi todo el mundo persigue, de los jabalís que cada día están más gordos de tanto comer castañas y bellotas del roble, de la perdiz pardilla, exquisito y único bocado, que espero comer pronto con verduras, nada más que se puedan cazar el próximo día 1 de Noviembre en el romántico Restaurante Marroncín en Las Mestas, muy cerca de Cangas del Narcea, donde Charo, su propietaria cocinera, con el apoyo de su marido Fermín, crean una cocina que raya lo sublime, y de otros temas personales que reservo su privacidad con estos mis nuevos amigos del Bosque Arco Iris que rodea Moal en otoño.
En una de las primeras fotos de los tres álbumes que he dedicado con placer a la Ruta al Collado del Montecín, se veían unas casas de Moal y al fondo de la imagen estaba la silueta en la altura del Mirador. Ahora cambiamos las posiciones y les uno dos fotos compartidas de Moal, “La Puerta de Muniellos”, con las vegas y los montes que rodean y protegen este singular enclave natural donde se ubica la etnográfica y rural aldea. El conjunto de casas que se encuentran un poco más elevadas a la derecha de la carretera que inicia su ascensión al Puerto del Connio y al Centro de Interpretación del Bosque de Muniellos se llama Oballo y también es guapísimo. Les recuerdo que vean mi álbum 25.
Esta y las dos próximas fotos son del precioso hayedo que vamos a cruzar para llegar al Collado y Braña de Moncó, situado a 919 metros de altitud y a 6,7 Km. del inicio de la Ruta en Moal, que andaremos relajadamente en unas 2 horas. Ser del s. XIII, como soy yo, me da una gran ventaja, además de la experiencia, que es haber acumulado en mi activo gastronómico más de 5000 conocimientos de casas de comidas y restaurantes diferentes y no les cito, para que no se apiaden de lo antiguo que soy, los alojamientos en los que he descansado y de los que les voy a relatar en las próximas imágenes.
Disfruten con esta imagen del hayedo, mis amigos. En Moal hay tres excelentes alojamientos rurales, que sólo dan desayunos, pero cerca, en Gedrez y en la Regla de Perandones, hay dos buenísimas casas de comidas que también tienen alojamiento, son Casa Perico, www.casaperico.es y Casa Grabelón, www.casagrabelon.com. Si prefieren un apartamento rural con chimenea para quedarse boquiabiertos viendo brillar las llamas de sus sueños, su elección deberá ser Casa Pasarón, www.casapasaron.com, si quieren relajarse en dos grandes jacuzzi, Casa Muniellos, www.casamuniellos.es es una excelente Casa Rural, con una terracina exterior muy acogedora y Casa Xuaquín, www.casaxuaquin.com tiene un balancín para sus niños, una práctica barbacoa exterior y un amplio parking en pradería cerrada, además de un romántico porche. Cualquiera de los tres son perfectos y en Oballo, a 1,2 Km. de Moal, los nuevos y lujosos apartamentos La Fonte, www.apartamentoslafonte.com, en Gedrez a sólo 8 Km. de Moal, el alojamiento rural Casa Gabrelón, www.casagrabelon.com, tiene una gran ventaja añadida, que es disfrutar de la gran cocina casera de su sensible y joven propietaria Ana María Marcos, y probar las chuletinas de cabritos propios, que pastan en las brañas de alta montaña bajo los cuidados de su marido Juan Manuel López. Les recomiendo que vean el álbum 74.
En esta foto les muestro un camino sin fin a la felicidad del hayedo encantado por el que voy a llegar al Collado y Braña de Moncó. Mi recomendación es que disfruten de las vistas, desde la amplia campera a 919 metros de altitud del Pico Caniellas, al pueblo de Gedrez, a los valles de Gillón y Monasterio de Hermo y a la empinada y peligrosa, por lo resbaladiza, bajada, para personas mayores y niños si no tienen experiencia y dos bastones para apoyarse y no caer. Les sugiero volver por el mismo camino de la ida a Moal, haciendo la extensión hasta Tablizas y volviendo por la pista, al inicio de su aventura por los bosques que rodean Muniellos, si no están cansados y pueden andar casi una hora más.
Les explicaré el contenido de estas cuatro fotos compartidas; los dos primeras son del Hayedo por el que llegaremos a la Braña, Camino Real y Collado de Moncó, donde les recomiendo que finalicen su Ruta y vuelvan por el camino de ida a Moal, excepto que sean buenos deportistas y desciendan con cuidado como yo he hecho a pesar de mis 700 años, pero recuerden que los últimos 50 metros de la senda son coincidentes con un arroyo aún sin canalizar y si no tienen botas impermeables se mojarán seguro sus pies, por prevención lleven siempre en su vehículo, calzados y calcetines de repuesto, además de camisas y toallas aromáticas para limpiar sus cuerpos de la sudada que seguro vivirán en la subidita al Collado del Montecín. En la 3ª foto se ve al fondo el Mirador de Montecín y la cuarta es de la bajada a Moal, que voy a vivir para Vdes.
Esta es la única imagen que les regalo de la empinada bajada desde el Collado o Braña de Moncó, al camino que he iniciado en Moal, nada más cruzar el truchero río Muniellos. Como se me están acabando las fotos, les hablaré de una excelente Casa de Comidas, con mayúsculas, que espero conozcan en la Regla de Perandones, a 5 Km. de Cangas del Narcea y cuyo comentario nuevo incluiré en mi Guía de Restaurantes de la zona, es Casa Perico, tel. 985 918 772 www.casaperico.es, tienen además Hotel, bar, tienda y estanco. GPS junto AS-213 a 12 Km. de Moal: 43º 8’ 38” Norte & 6º 35’ 1” Oeste. La joven y eficiente Raquel, pareja del hijo de la Sra. Roli, cocinera experta de raíces gallegas, les servirá en su confortable y amplio comedor un pote de berzas, sencillamente exquisito; de su extensa, muy creativa y sólida carta, les recomiendo que prueben los canutillos de cecina rellenos de tres quesos y membrillo, el pulpo a la gallega con cachelos, las fabas con jabalí, los garbanzos con manitas de cerdo, según una antigua receta, el repollo relleno de carne, el cordero guisado o la caldereta de jabalí. De postre son imprescindibles, los frixuelos gallegos rellenos de crema y requemados, “sublimes” y la tarta de requesón. Cuando lo conozcan volverán seguro muchas veces.
En estas cuatro fotos, hechas a la vuelta desde el Mirador del Montecín, he tratado de recoger ya sin Sol, casi al atardecer, el romántico embrujo de la sencilla y llana Ruta de 8 Km., ida y vuelta, Moal-Tablizas, puerta de la maravilla ecológica del Salvaje y Centenario robledal albar del Bosque de Muniellos, que discurre junto al bosque de ribera que rodea al río truchero Muniellos, a pesar de que las nutrias son muy voraces. Las praderías de las Vegas de Moal, hacen las delicias del ganado vacuno, que vive una vida plena de felicidad y belleza natural por su privilegiado entorno. El Cortín de
Cadenas que protege la miel de los osos, esta casi en la misma pista, muy cerca de Tablizas y tiene una pequeña área recreativa con mesas perfectas para pasar unos momentos irrepetibles. Les recomiendo que beban hasta casi ahogarse, el agua de la rústica y cubierta fuente de Moal, es la mejor de todo el Concejo de Cangas del Narcea y el manantial donde nace está en Braña Fondera, como les decía en fotos anteriores, al ir la tubería de la conducción bajo la senda que asciende al Mirador de Montecín. Yo que soy casi un animal salvaje más de los bosques astures, nunca he tenido la fortuna de cruzarme con un oso pardo, aunque he visto sus huellas con frecuencia y he sentido muy cerca, su noble presencia. Les recomiendo que se abracen son suavidad al tronco de algún roble melojo; les transmitirá seguro su sabiduría y su fuerza para sobrevivir a pesar de ser un patito feo del bosque en vías de casi extinción. Les contaría más de mil historias vividas en soledad en estos paraísos vegetales, pero les resumiré la penúltima que fue observar con los miniprismáticos, el majestuoso vuelo del águila calzada, antes de emigrar hacia el Sur, para evitar soportar el frío del próximo invierno. Este es mi último álbum del año 2009, con la fuerza de la primavera, si vivo, volveré a estar con Vdes., mis amigos.
El mes de Noviembre de 2009 ha llegado y Charo, la cocinera propietaria del Hotel Restaurante Marroncín, me ha llamado para que me escape con mi mujer a probar una de las muchas delicias gastronómicas que crea esta investigadora culinaria, con el apoyo de Fermín, su compañero sibarita y luchador empresario hostelero, que van a revitalizar y explotar el complejo de servicios junto al Santuario de la Virgen del Acebo, sé que van a tener suerte pues son dos luchadores casi extraterrestres a pesar de la Crisis. Las Mestas está a pocos kilómetros de Cangas del Narcea, antes de la subida al Puerto y Estación de Esquí de Leitariegos, justo en la confluencia de Los ríos Naviego y Cibea. Si tienen estrés o duermen mal, les recomiendo que reserven una de sus cuatro habitaciones y después de la opípara cena, se dejen mecer por el tranquilizante sonido de la confluencia de los ríos antes mencionados. GPS 43º 7’ 39” Norte & 6º 31’ 32” Oeste a 440 metros de altura. En la foto les muestro el idílico comedor del Restaurante Marroncín, la extraordinaria delicatessen de la perdiz con verduras que me comí y las uvas de Carrasquín en la viña de Carballo, donde una enóloga, noble y amiga de Charo y Fermín produce para algunos afortunados un néctar celestial, que es casi un delito llamarle vino. Ser sibarita desde el s. XIII, tiene pesadas servidumbres, pero las soporto, creo, con dignidad y Vdes. se aprovechan gratis de mis consejos; agradézcanselo sobre todo a la asturiana que habitualmente me acompaña, pues ella me pidió que publicitara su Asturias creando la primera web ONG Turística del Mundo. Les contaré el menú de pocas cantidades que cené a tempranas horas, con mucha calma, antes del paseo vespertino por la carretera hacia Carballo. El menú compartido fue: croquetas de cecina, ensalada de pimientos asados con leña y lomos de bonito embotados en casa, perdiz con verduras, escalopines de solomillo con queso de La Peral y de postre requesón con higos y helado de cacao con naranja. No olviden probar Vdes: el potaje asturiano, la fabada, el bacalao con pisto casero, los boletus edulis con jamón, el rabo de toro guisado con vino de Cangas, el pito de aldea y la tarta de manzana reineta.
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