Restaurante Casa Belarmino (en Manzaneda, Gozón): Tel. 985 880 807. www.casabelarmino.es. Cierra los miércoles y por la noche abre solo los viernes y los sábados, ampliando en verano los jueves, los lunes o para comidas de encargo.
Aunque en su web está el GPS y un buen Google map de situación, mi consejo es ir desde Avilés hacia Cabo de Peñas por la carretera AS-328 y enseguida encontrarán la desviación GO-10 a Manzaneda.
Han inagurado un nuevo comedor exterior cubierto que fue donde vivimos una excepcional experiencia gastronómica el 20 de abril de 2013.
Llevo más de un año observando la cimentación de la nueva idea que representa Casa Belarmino, donde una excepcional y joven Guisandera, Ramona Menéndez Cuervo, con la ayuda de su marido Juan Luis, trata de actualizar los mejores guisos de su abuela y madre, que recogen lo mejor de la tradicional culinaria del Concejo de Gozón.
Muchos de mis seguidores me ayudan con sus mails, haciéndome llegar sus experiencias, que lamento no poder atender en muchos casos, por no tener un alto componente de situación turística, necesaria para que yo escriba al respecto, incluyéndola en mi web ONG, líder absoluta en visitas para la Promoción del Paraíso Natural.
Quiero demostrar mi admiración por niñas-mujeres Guisanderas de altura, que desde su creativo trabajo, que aman profundamente, muestran a todos los amantes de Asturias la actualización de una cocina sin edad.
Mis acompañantes en esta aventura paisajística y gastronómica fueron el gozoniego Kike y mi sobrino Juan, con los que les hice, para público disfrute, varias fotos espectaculares de las playas-joya que están muy cerca de Casa Belarmino, al occidente del Cabo de Peñas, dentro del Concejo de Gozón, incluyendo también la playa de Xagó dentro de mi Selección Gourmet.
El único dato que doy a mis seguidores amantes del Nudismo es el GPS de dónde deben dejar su coche si desean vivir la aventura natural de la salvaje playa de Aguilera: 43º 37´8" Norte & 5º 53´13"; se pueden aparcar unos diez vehículos y luego andar unos 500 metros con una selectiva bajada y posterior ascenso, salvando un desnivel de 90 metros, pero el rincón del paraíso junto al mar Cantábrico lo merece.
En un maravilloso y soleado día empezamos el larguísimo y tranquilo almuerzo degustación a las 15 horas y acabamos después de una larga y vivificante conversación con la artista-Guisandera Ramona Menéndez, a las 18 horas.
Vivir para disfrutar, moninos, mientras se pueda, pues yo desde el siglo XIII tengo la suerte de poder saborear todo lo que me motive y apetece en los platos.
Vamos a ir al grano del almuerzo: empezamos con un suave y delicioso pastel de puerros, por 9,80 euros, que compartimos siempre, para no reventar como boítas de la selva. A continuación, las croquetas cremosas de compango, por 8,80 euros, nos recordaron lo mejor de la matanza rural astur. Luego nos invitaron a probar unos lomos de sardinas de Avilés, bañados en su aceite y previamente blanqueados; riquísimos.
El arroz con pitu de caleya, dos abundantes raciones por 38,60 euros, nos encantó a los tres. Los callos caseros y muy pequeñinos, cortados, traían todo el sabor del gochu y con el justo punto de picante y los calificamos de delicados, acompañados de unas patatonas fritas a baja temperatura, de llamar la atención, por 10,80 euros.
Otro de sus platos estrella, casi un monumento etnográfico, es el rollo de ternera relleno de tortilla de puré de patatas, pimientos y jamón iberico, acompañado de un puré de patatas artesanal que nos enloqueció, por 16,90 euros.
Los postres que pedimos estaban buenísimos: empezamos por los tradicionales borrachinos, a 4,50 euros, luego, la leche presa con miel, al mismo precio, y rematamos con los átomos de chocolate y el tiramisú Casa Belarmino, ambos a 4,80 euros.
Con exquisito y abundantísimo café de pota, pan muy rico y dos botellas de Ribera Tarsos, reserva del 2004, a 19,90 euros cada botella, aguas y mi habitual casera duplicada, la cuenta ascendió a 156,40 euros, que incrementamos por el servicio exquisito de la hacendosa xanina Eva, que es una joven, atractiva, simpática, larga y espabilada hostelera que vive en Candás.
Aunque son amores muy diferentes es casi imposible encontrar en lugar alguno la cremosa y suavísima mixtificación de la leche presa, a la que soy desde siempre muy aficionado, y con la ayuda de una suave miel de aldea, nos hizo sencilla y llanamente levitar.
Algún día, si son respetuosamente buenos, les daré mi receta al respecto, que preparo con queso fresco de mis amigos de La Peñona de Somao, más unos complementos secretos lácteos con el sabor de los limones acanelados de San Jorge, que le dan un puntín de otra Galaxia, gastronómicamente hablando.
Una última e importantísima recomendación: reserven mesa con tiempo y prueben también el pote de berzas con fariñona, que la madre de Kike prepara de maravilla; en Candás se llama fariñón y en Ribadesella, en vez de utilizar la tripa para cubrirla, lo hacen con hojas de berza y de ahí el nombre de emberzáu. La fariñona es una curiosidad gastronómica gozoniega de altísimo nivel, como lo son las marañuelas, el bollo de Pascua y el arroz con leche tradicional, que en cada restaurante de Asturias es un mundo totalmente diferente. La composición secreta, en porcentajes, de la fariñona es a base de harina de maíz, algo de harina de trigo, cebolla, orégano, sal, perejil, tocino y lógicamente sangre de gochu. A mí, personalmente, me apasionan todas, por mis lógicas raíces, infielmente sarracenas y abencerrajes. |