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ESCAPADA POR EL CENTRO DE ASTURIAS, EN BUSCA DE LOS MEJORES ARTESANALES CALLOS DEL GOCHU ASTUR Y OTRAS MUCHAS COSAS RICAS, VISITANDO LOS RESTAURANTES
CASA TELVA EN VALDESOTO (SIERO); EL RESTAURANTE BAR CAMACHO EN ANIEVES
(TUDELA VEGUÍN); EL RESTAURANTE MICHEM EN VILLABONA; Y EN LA BELLA, CHACINERA Y CONDAL VILLA DE NOREÑA, LOS RESTAURANTES
BAR LA PLAZA, CASA EL SASTRE Y LETUAL. |
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Acogedor porche, con vistas, del idílico restaurante Casa Telva, en Valdesoto, a 4 km de Siero.
Visión más cercana del porche en un frío lunes de enero del 2014.
Esta preciosa iglesia de Valdesoto surgía entre las brumas y los rayinos de sol, justo enfrente de la singular terraza de este precioso restaurante rural, situado en el centro del Paraíso Astur.
Luminoso y cálido comedor con chimenea que hay en la planta baja, a nivel con su protegida terraza y con un amplísimo aparcamiento.
Al acabar nuestro maravilloso almuerzo Slow Food, relajadamente parando el tiempo, tomamos los cafés junto a la romántica chimenea.
Otra de las muchas artes que atesora Yvonne Corral, joven y experta Guisandera de este su guapísimo y romántico restaurante rural Casa Telva, es preparar unas artesanales conservas dulces y saladas de rechupete, que aconsejo-según sus gustos-comprar.
En la mesa del fondo a la izquierda, con uno de mis ayudantes con grandísimo paladar, Kike, celebramos, para motivar a mis miles de seguidores a visitar Casa Telva, un pantagruélico almuerzo-degustación que sé que les va a encantar a mis seguidoras jóvenes, bellísimas y superfashion, para reservar mesa con sus afortunadas parejas, forzar el necesario consumo e intentar disfrutar al máximo de su buena vida; Carpe Diem, moninas.
Este es el fenomenal y comodísimo comedor de la primera planta, al que se accede desde la barra y mesas donde comí con Kike.
Conozco las extraordinarias artes culinarias de la joven Guisandera astur Yvonne Corral, hace más de dos décadas y les puedo garantizar que su creatividad culinaria, sin olvidar las raíces, casi me parece infinita.
Las mesas son amplias y sus manteles, cubertería y vajilla, además de buen gusto, rezuman lujo y a unos precios razonables, con una calidad totalmente, como se dice ahora, "Premium", en plena ruralidad y con buenísimos accesos a solo 4 km de Siero.
El suavísimo pastel de morcilla con cebolla caramelizada por 9, 50 euros ha sido uno de los entrantes fijos en los dos almuerzos de los 14 que hemos celebrado este mes de enero en seis restaurantes que preparan de maravilla los Callos y otras muchas especialidades regionales, situados en la zona central de Asturias y cuyos reportajes, con mi admiración, les iré mostrando en las próximas semanas invernales. La Ruta del Callo y otras muchas cosas ricas del "gochu" nos ha llevado visitar en al menos dos ocasiones los siguientes restaurantes Caseros de la próxima Asturias central: 1º- Casa Telva, en Valdesoto (concejo de Siero); 2º- La Plaza, en Noreña; 3º- El Sastre, en Noreña; 4º- Bar Camacho, en Tudela Veguín; 5º- Michem, en Villabona; y 6º- Letual, en Noreña. No me negarán mis seguidores que nos hemos esforzado para hacerles llegar mis impresiones gastronómicas y motivarles a seguir saliendo a comer fuera y bien, con precios razonables. Son seis amores diferentes pero todos tienen, además de buen oficio, su innegable personalidad.
Los Callos que miman las artesanales manos de esta Guisandera sublime llamada Yvonne Corral son además de suaves, pequeñinos y armoniosos, una pura delicatessen culinaria; la ración vale 12,50 euros y les recomiendo que los compren también enlatados, para matar el síndrome del recuerdo desde sus casas.
El pote asturiano es otro de mis favoritos en esta coqueta y cuidadísima Casa de Comidas ejemplar, sin olvidarme de la fabada asturiana, con fabes ecológicas, a 13,50 euros, que están de superrechupete.
Los tortos de maíz con picadillo de matanza, pisto y huevo frito, a 12,50 euros, son un crisol donde se esconden la mayoría de las tradiciones culinarias de Asturias. A una atractiva jovencita que me permite, de momento, compartir el mismo techo y que, dicen, es mi mujer, formando parte de mi larga plantilla de colaboradores, le encanta ir a comerlos con sus gourmets y fashion amiguinas, en sus escapadas rurales en busca de los sabores perdidos del Paraíso Natural, en plena y salvaje libertad.
Las sorprendentes manitas de cerdo con salsa de tomate casero y pimientos de los que también asa y envasa, por 11,50 euros ración, es otra de mis pasiones culinarias de Casa Telva.
Las albóndigas a la pimienta, por 11,50 euros, es otro de los creativos platos con raíces de esta atractiva carta al que soy un adicto fiel, dentro de lo que puedo ser, por mi condición de sarraceno abencerraje desde el pasado siglo XIII y sigo aguantando todo tipo de Crisis con espartana indignidad.
El lenguado en buñuelos, a 18,50 euros, pertenece a otra sutil galaxia gustativa y se debe saborear muy despacito, mezclándolo algunas veces con la salsa celestial que lo acompaña.
El extraordinario y personal Cachopo de xata casina, relleno de pimientos asados caseros, espárragos, jamón serrano y queso (por 18,50 euros), suscita siempre agradables pasiones a los amantes de este plato astur Singular. Sin ser gigantesco es suficientemente grande para ser plato único de algún forofo extremo, pues todas los platos que prepara Yvonne, sin ser excesivos en cantidad-como debe ser en su cocina gourmet-, permiten compartir sabores con sus acompañantes, o si van solos como voy yo en algunas ocasiones, o pido medias raciones o si no es posible, me llevo en un túper el sobrante y así no me limito lo más mínimo en mi esforzada vida de gourmet extremo y rey de los mindundis, desde los albores del siglo XIII, como ya sabéis de sobra todos, apreciados discípulos y siervos.
El cremoso y requemado arroz con leche en Asturias es uno de sus postres especiales, que se prepara maravillosamente con diferentes acentos, en afortunadamente muchísimas casas de comidas y restaurantes. Yo nunca me permito hacer critica gastronómica por ser un multiafortunado que guardo en el cajón de mis recuerdos miles de experiencias maravillosas, que he disfrutado sin limites de tiempo ni parcos medios económicos desde mi ya lejanísima juventud, siendo también un humilde noveno dan hostelero urbi et orbi, distinguidos seguidores y envidiosos mindundillos de la incompetente y facinerosa clase política, chupópteros de la mamadera por la jeta, y si encima soy un sarraceno infiel hasta el infinito por culpa del maldito ADN, os diré, como resumen, para evitar mails que habitualmente no puedo, ni debo, contestar, que todos los arroces con leche de Asturias, como todas las mujeres, tienen su personal y atractivo puntín y del que hace Yvonne o repito un segundo plato, a pesar de que es suficientemente abundante, o le compro algún tarro de los que tiene para su venta.
Los frixuelos azucarados están entre los cinco mejores que se preparan en Asturias y lamento, por una ocasión, saltarme las normas de dar ranking, que como anarquista revolucionario habitualmente nunca hago y en ellos se resume la frase escrita por Sara, hija de Yvonne, al pie de uno de sus menús o carta: "La vida es más larga y placentera si no prestamos atención al tic-tac que nos marca el reloj"; saboréenlos muy despacito y entenderán un poco más el significado del Slow Food elaborado por las prodigiosas manos de esta Guisandera excepcional en el cercano Valdesoto, de Siero.
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Bar CAMACHO (Anieves, 28 - Tudela Veguín): Tel. 985 789 009 y 609 176 170. Cierra martes y domingo noche. GPS: 43º 19’30" N & 5º 47’ 23" W.
Imprescindible reservar mesa ya que solo tiene ocho, tres en el bar y cinco en el comedor, al que se accede a través de la cocina, pues aunque tiene otra puerta exterior, su dueña Teresa prefiere la cercanía para que sus clientes se sientan como en su casa.
Una de las imágenes que faltaba en mi web ONG turística hace ya bastantes años era la preciosa iglesia prerrománica reconstruida de Santa María de Bendones, a 6 Km. de Oviedo, que había ya visitado en dos ocasiones pero sus malos accesos no me animaban a buscarle acomodo con complementos turísticos que no acababa de encontrar para justificar toda una jornada de ocio.
La iglesia prerrománica de Santa María de Bendones es el Monumento Nacional reconstruido en 1958, después del incivilizado incendio de 1936, que quizás esconde más enigmáticos secretos de todo el Arte Altomedieval Español y que es una gran desconocida para la mayoría de los asturianos.
El Bar Camacho hace un año que estaba en mi lista de observación de Casas de Comidas para visitar e incluir si procedía en mi Guía de Restaurantes por Asturias y todo finalmente llega con el Tour alrededor de los mejores y artesanales Callos del centro de Asturias que estoy realizando actualmente.
Analizando la figura de su joven guisandera, Teresa Camacho, me sorprendió que hubiera asumido en 2011 el relevo en la dirección de cuarenta años del Bar de sus padres y me agradó comprobar como su joven hija periodista le ayudaba en las labores del necesario marketing para superar esta horrorosa Crisis con la frase "Todo lo que comes es amor".
Es un Bar casa de comidas muy sencillo, pero con cantidad de detalles que le aportan una gran personalidad decorativa y culinaria y que gira alrededor de dos extraordinarias mujeres, Conchita Ruiz, la madre, y Teresa Camacho, la hija, que cuenta con la ayuda de su marido los fines de semana.
Por semana tienen un menú del día a 9 euros y el fin de semana sube a 15
ó 16 euros incorporando al mismo la fabada, el pote, el lechazo asado y otras delicias de la cocina tradicional astur.
De sus atractivas propuestas que he probado en tres agradables almuerzos con uno de mis fieles colaboradores, Kike, quiero resaltar sus artesanales callos, que cocina su madre de acuerdo a una receta secreta que tiene más de 70 años y que le cedió una amiga como regalo póstumo y cuya sabrosa ración vale 10 euros y a fe que están riquísimos.
Otros platos objeto del deseo son: el picadillo con patatas (7 euros); la ensalada con cecina y queso de cabra (10 euros); las cebollas rellenas de picadillo o bonito (9 euros); las verduras a la plancha, que en verano son de su huerta (7 euros); los calamares en su tinta (12 euros); el bacalao con pisto o en fritos (12 euros); el hígado encebollado (7 euros); la oreja de gochu (7 euros); el rabo de toro (12 euros); el cabritu guisado (14 euros); los escalopines al Cabrales (9 euros); las manitas de cerdo (8 euros); la matachana o la costilla de cerdo (6 euros). Entre los postres caseros, que se mueven alrededor de los 3,50 euros, destaco, después de saborearlos: el cremoso arroz con leche requemado, el milhojas de crema y merengue, la tarta de frixuelos y la tarta de nuez.
La carta de vinos, con unas doce propuestas, es más que suficiente, a precios razonables y con calidad, destacando varios de las buenas bodegas que tienen sus vecinos el Grupo Masavéu.
En los pies de las fotos recojo los mayores atractivos que tiene esta singular y sencilla Casa de Comidas, adornada por la clase de su guisandera propietaria Teresa Camacho, que hará las delicias de la mayoría de los mortales que disfrutan intentando descubrir los sabores autóctonos que aún perduran en las mesas del Paraíso Natural.
La anécdota de los tres almuerzos que les comentaba en el pie de una foto y que nos ha pasado en ocasiones anteriores, es que uno de los comensales era uno de mis anónimos fans y se levanto citando mi nombre a saludarme, agradeciendo toda la labor que efectúo en Internet para la difusión de lo mejor que turísticamente tenemos en nuestra región y que tenia controlado también a Kike pues aparece en muchas de las foto que hago en los últimos reportajes gastronómicos.
En el hotel que sabéis dirijo y soy copropietario es muy normal que clientes que no conozco se alojen en el hotel con el deseo de saludarme y darme las gracias por las ideas de utilidad que gratuitamente les facilito; pues ser noveno dan turístico desde el siglo XIII es el hecho que enmarca las diferencias.
Los miles de visitas que tiene mi web, con traducción simultánea a más de cuarenta idiomas, hace que reciba muchos mails que lamento no contestar pero que agradezco igualmente y por supuesto leo, pues muchas veces me apuntan referencias que me son de gran utilidad. |
Amplio aparcamiento que hay delante del sencillo Bar Camacho y en el que nunca pararían si no les regalara alguien la información gastronómica privilegiada que les motiva la visita, siempre con previa reserva de mesa.
A la derecha de nuestra mesa, colgado en la pared, pueden ver un antiguo fregadero-tabla de madera con su jabón ancestral. A las seguidoras más fashion y repollitos quizás no les guste la sencillez del Bar Camacho, ni el olor a chigre que les puede quedar en su ropa de marca supercara, pero esto es autenticidad rural pura y dura, distinguidas y apreciadas pijotillas amiguinas. Aquí el lujo está en el plato y en la áurea clase que regala esta admirada trabajadora y guisandera hostelera que se llama Teresa Camacho.
Los famosísimos callos que prepara Doña Conchita, la madre de Teresa con la secreta receta que le regaló una amiga como herencia póstuma hace setenta años, con el deseo de que su especial sabor se siguiera transmitiendo y que se pueden comprar congelados, yo nunca diré que ningún plato es el mejor del mundo, pues mi ADN infiel y sarraceno nazarí no me lo permite pero si les sirve les diré que son una pura y dura delicatessen.
En este rincón rodeados del pasado probamos en el segundo almuerzo otros platos que por razones de espacio no les he incluido sus fotos pero en el resumen del Bar Camacho les hablaré de sus sabores y de una anécdota con un cliente desconocido que les encantará saber, sobre todo a mis fans más adictas, que son un poco cotillas y me hacen un seguimiento excesivo.
Las cebollas rellenas las probamos con sus dos farsas, con picadillo y con bonito y hubo división de opiniones; a Kike le gustaron más las rellenas de bonito y a mí las de picadillo.
Les estoy mostrando los rincones y las mesas donde con Kike hemos vivido, con calma, saboreando la mayoría de los platos de la personal y casera carta del Bar Camacho, del que nos hemos convertido en adictos al tener el celestial encanto de la sencilla autenticidad gastronómica de la ruralidad astur. Cubertería, cristalería, manteles y decoración vintage con calidad de lujo a precios moderados, con buenos productos en raciones suficientes, para degustar siempre varios sabores complementarios y delicados.
Las manos de gochu en las que Kike es un gran experto, gracias al arte culinario de su madre, le encantaron y con esto está dicho todo.
Este sencillísimo y humilde Chigre asturiano huele a chigre, sabe a chigre y no pretende ser otra cosa que un chigre, pero la muchísima clase que atesora Teresa, que es una guisandera joven, atractiva, trabajadorísima, amable y singular, que con la ayuda de su madre, Doña Conchita, harán felices a todos los buscadores de la autenticidad culinaria de la Asturias profunda, como dice Conchitina, que es una amiga superfashion de mi mujer que reside en Madrid, alejada de sus orígenes. Teresa y su marido coleccionan algunos objetos que recuerdan y recrean nuestro pasado, sin pretender convertir su Bar en un Museo Etnográfico; pero con una música suave y bien seleccionada, comiendo despacito, tendrán una comida sencillamente desestresante.
Les he comentado que hemos comido tres días en febrero del 2014 en el Bar Camacho y como había leído comentarios sobre la rica carne guisada que prepara Teresa y solo la hace de menú, pues no la tiene en la carta, coincidimos un jueves y por nueve euros, tomamos el suave pote asturiano de la foto, luego la carne guisada y al final el arroz con leche; no pudimos decirle que estaba regular algo ya que los platos, después de repetir de pote, parecían recién sacados del friegaplatos. Sin más comentarios, ya ven lo que tenemos que sufrir para tenerlos al día en la búsqueda de todos los sabores perdidos, al filo de morir por superar los límites máximos del colesterol.
El Bar Camacho es un chigre sencillo con ocho mesas, tres enfrente de la barra a la entrada y otras cinco en el comedor interior al que se accede atravesando la cocina y aunque tiene una puerta directa por el exterior, Teresa prefiere que sus clientes vivan el corazón vivo de su cocina casera sin edad, que a mí, aunque les parezca una cursilería, me emociona. Uno de los fríos días comimos justo al lado de la encendida y romántica chimenea.
Los calamares en su tinta son otra de mis infinitas pasiones como pecador infinito; los que prepara mi mujer son siempre de otra galaxia pero lo que hace Teresa son también de notable alto, pues, moninos, 'todo y bien no hay quien' pero la mayoría de los mortales dudo que los hayáis comido antes mejores, perfectos de dureza y la salsa con todo el sabor del mar.
La oreja de gochu astur es un sabor particular que hará las delicias a todos sus forofos.
El cabritu guisado nos gustó mucho y al no ser muy pequeño tenía el sabor de los pastos de la media montaña astur y se deshacía en la boca como si fuera crema; pedimos solo media ración pues así, cuando se puede, nos permite probar más platos diferentes y luego contárselo.
El hígado, ya sea de cerdo o ternera, es otra de mis muchísimas e infieles pasiones y aunque a Kike no le gusta yo no puedo resistirme por pura gula y siempre lo pido, ya sea una tapa o media ración y éste tenía el nivel chigrero de cuatro estrellas.
Durante una de las tres jornadas gastronómicas que celebramos en febrero del 2014 en este sencillo chigre familiar Bar Camacho, donde Teresa Camacho ha tomado el relevo, en el año 2011, de los cuarenta años de buen oficio de sus padres, con la ayuda los fines de semana de su marido; al pasar por la cocina camino de nuestra mesa, vi una tortilla de patatas con una pinta tremenda que habían encargado unos clientes habituales, que tenían muy buena pinta y pico fino y al ser una de mis pasiones le dije a Conchita, la sabia madre de Teresa que es quien tiene el secreto de los callos, que le regaló una amiga como herencia para disfrute de toda la humanidad pantagruélica, que si quedaba un pedacito, aunque estuviera fría, me gustaría probarla y mis súplicas tuvieron suerte; estaba riquísima y les encantará a los que les guste un poco seca.
El rabo de toro guisado tenía una salsa riquísima en la que mojamos pan hasta la última gota y la carne estaba blandina y con un sabor rico, rico.
El flan de queso, que también compartimos y abrí para que apreciaran mejor su artesanal corte, le recordaba a Kike al que le hace su madre, que es una excelente cocinera, en su casa de Antromero.
He roto para ustedes, mis distinguidos seguidores, la capa de azúcar requemado y cristalizado que cubría las dos raciones de arroz con leche que pedimos y así ven mejor la cremosidad del néctar de las vacas del Paraíso Natural astur. El precio de casi todos los artesanales postres es de 3,50 euros.
La original tarta de frixuelos, rellena con crema y arroz con leche, al no estar excesivamente dulce permite descubrir mejor el sabor ancestral de todos sus componentes.
La sabrosa tarta de nuez es un complemento perfecto para acompañar el delicioso café de pota, azucarado con miel casera, que tomábamos después de cada frugal comida con Kike, uno de mis más habituales y gourmet colaboradores.
La iglesia prerrománica reconstruida en 1958 de Santa María de Bendones es uno de los tesoros altomedievales más desconocidos de Asturias. Aunque tenía fotos veraniegas de esta maravilla del Paraíso Natural a solo 6 km de Oviedo o del Bar Camacho de Anieves, he preferido mostrarles estas imágenes invernales como complemento de las tres sabrosas comidas efectuadas en febrero del 2014 en este sencillo y singular Chigre, donde Teresa Camacho, su guisandera propietaria, todo lo cocina con amor en estos tiempos de egoísmos insolidarios y de Crisis intelectual aguda.
El primer documento que menciona la Iglesia Prerrománica de Santa María de Bendones es el testamento del rey astur Alfonso III en el año 905, cediéndola a la Catedral de San Salvador de Oviedo. Su antecesor el rey Alfonso II, se supone que la ordenó construir al alimón con las joyas prerrománicas de San Julián de Los Prados "Santullano", con la que guarda un gran parecido de planta, y San Pedro de Nora.
El Campanile es de edificación posterior y me imagino se construiría en las mismas fechas que la torre de la Iglesia Prerrománica de San Pedro de Nora. Desde Tudela Veguín por la carreterina AS-243 está a solo 5,5 km, a una altitud de 310 metros, y su GPS es: 43º 20´10" N & 5º 48´23" W y a la misma distancia desde Oviedo.
La cabecera de este enigmático Monumento Nacional altomedieval, posiblemente del siglo IX, reconstruido en 1958, después de su incendio en 1936, nos muestra la belleza sin fin de su ventana trifora, que tiene los huecos separados por columnillas originales. La comida en el Bar Camacho se debe obligatoriamente complementar con la visita a esta maravilla prerrománica, que desde el año 2012 tiene un nuevo y buen acceso construido por el Ayuntamiento de Oviedo.
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Restaurante MICHEM (C/ Estación, 15 – Villabona, Llanera): Tel. 985 779 005 & 647 568 748. GPS: 43º 27’44" N & 5º 49’33" W.
Cierra domingo noche. De lunes a viernes hay un menú del día a 8,50 euros, el sábado es a la carta y el domingo el menú vale 20 euros.
Está equidistante, a unos 18 km, de Oviedo, Gijón y Avilés y su sencillo acceso por carretera es la autovía AS-2 y en la salida a Lugo de Llanera, enfrente de los grandes y amarillos almacenes de Alimerka y a 50 metros a la derecha nada más abandonen la autovía dirección Lugo de Llanera verán la carreterina que les llevará en cinco minutos al paradisiaco y romántico valle donde se ubica Villabona. Es muy recomendable tomar la opción del rápido y barato tren de cercanías, ya que el restaurante Michem está a 50 metros de la estación y así se evitan tener que soplar.
En el frío y brumoso mes de enero del 2014 visitamos, con parte de mi equipo de jóvenes colaboradores gastronómicos, el excelente restaurante rural Michem, de Villabona, para intentar descubrir los mejores callos artesanales que se cocinan en el centro de Asturias y otras muchas cosas, también muy ricas.
Tiene dos comedores en niveles diferentes, muy bien atendidos por dos amabilísimas y atractivas xaninas llamadas Lorena Y Mónica, que nos trataron de maravilla.
Unos días antes de la primera visita, mi ayudante y consorte comió con sus amiguinas y así me pasaron un primer y positivo informe para facilitar mi trabajo-placer como ONG turística virtual, descubridora de buenas y autóctonas casas de comidas para todos mis fieles seguidores.
La instalación del restaurante está impecable, con una decoración cálida y acogedora, como se ve en las imágenes que les regalo y con una sorprendente e impoluta cocina a la vista para disfrutar más si cabe los platos de gran guisandera que elabora su propietaria, la mítica María Jesús Delgado, "Marujina" y que también tienen colindante y con su mismo nombre una pequeña y confortable Casa Rural, por si quieren despertar rodeados del exultante verdor de este recóndito valle.
La carta es muy amplia y creativamente sorprendente con precios moderados y raciones en su justa medida y lo mismo pasa con su buena selección de vinos, que es más que suficiente.
En las fotos les muestro casi todos los platos que probamos, que en general les dimos un notable alto, que seguro nos hará volver.
Las croquetas caseras (a 8,50 euros); los originales y sabrosos crujientes de gamba (15 euros); los excelentes, pequeñinos, picantinos y pegajosinos callos (11,90 euros); el bacalao al ajo o en pisto (14 euros); la fresca, sabrosa y creativa merluza rellena de calamares en su tinta (18 euros); el jabalí con patatines—que encantó al niño y gran especialista, Pepe—(13 euros); el cabritu, tambien con patatines (14 euros); el cachopo clásico de ternera Michem, solo con jamón y queso, que dijo Álvaro, mi sobrino, que estaba muy tierno y con buen tamaño XL (14 euros); el pitu de caleya—rico, rico—, por 18 euros la abundante ración; el clásico y cremoso arroz con leche requemado, 3,50 euros e invitaba a repetir; el resto de sus variados y caseros postres y tartas valían entre cuatro y casi cinco euros de buena ración.
Tomamos, de vino, el Ribera del Duero, Pruno del 2011 (18 euros), que tiene doce meses de barrica y un 10% de cabernet sauvignon que le da un puntín muy agradable al 90% del tinto fino, que generalmente, si no lo mezclo con casera, prefiero solo, pero como soy congénitamente infiel me gustan todos los tipos de uvas, pues, como las mujeres, todas son maravillosas y hay que rendirles total pleitesía sin ninguna excepción, distinguidos fieles seguidores y envidiosos mindundillos que aún no se han enterado que yo soy su verdadero y único rey, sin trapalonadas o borbonadas urdangarinescas a go-go y que trato de educaros un poquito, para que vayáis por el buen camino.
Otros muchos e interesante platos nos quedaron para probar en el futuro, como son las cebollas rellenas de bonito, el arroz caldoso de marisco o con bugre, las fabes con almejas o con jabalí, el troceado de carne roxa a la piedra, los chipirones con pisto, los frixuelos rellenos de picadillo con crema de queso de Cabrales, el rabo de toro, el arroz con setas y almejas, las almejas con alcachofas o los escalopines de ternera al queso La Peral; por lo que hay muchas motivaciones que justifican la bucólica y gastronómica excursión, pues para escapar a esta profunda Crisis a la que nos han condenado los malversadores, también mal llamados políticos, debemos, dentro de nuestras posibilidades, seguir compulsivamente Consumiendo. |
Vista invernal del idílico valle en el que se ubica el restaurante Michem, en la aldea de Villabona, en pleno centro de Asturias.
Mis ayudantes Alvaro y sus hijos Inés y Pepe, que son especialistas en cachopo, jabalí guisado y croquetas caseras.
Acogedor comedor, que está al nivel de su nueva terraza exterior cubierta.
En este comedor situado en la primera planta es donde almorzamos los dos días, queda enfrente de su impoluta cocina, que está a la vista.
Los originales y ricos crujientes de gamba.
Las croquetas caseras le encantaron a Inés, la niña especialista.
Los famosos callos; no nos decepcionaron.
La original merluza rellena de calamares en su tinta.
El exquisito bacalao al ajo.
Jabalí con patatines que encantó al único niño especialista en tan salvaje sabor y que se llama Pepe.
Media ración del sabroso pitu de caleya.
El cabritu con patatines es uno de sus platos estrella, merecidamente.
Bacalao con sabrosísimo pisto.
El clásico Cachopo de ternera Michem.
Milhojas con crema de turrón y chocolate a la albahaca.
La tradicional tarta de la abuela.
La tarta de los tres chocolates tambien entusiasmó a niños y mayores.
El sabor del cremoso y requemado arroz con leche tenía toda la esencia de la leche recién catada del Paraíso Natural.
Higos rellenos con crema de turrón y chocolate caliente.
La estación del tren de cercanías está a 50 metros del restaurante Michem y es una cómoda, rápida y barata opción de transporte para no verse obligados a pasar los recaudatorios controles anti buen vino.
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Restaurante Bar LA PLAZA (C/ Ramona Rodríguez Bustelo, 9 - Noreña): Tel. 985 740 044. Cierra los lunes noche.
Desde el 29 de febrero del 2008 tres hermanas jóvenes y luchadoras hosteleras noreñenses, Eva María Fernández Peláez, Olga y Mª del Mar, tratan de sobrevivir a la gran Crisis, con la ayuda de dos eficaces y trabajadoras colaboradoras, Rosa y Ana.
Hay once mesas con servilletas y manteles de papel, una pequeña barra sin ningún tipo de lujos, pero hacen una sorprendente e imaginativa carta, sobre la tradicional cocina de carbón a fuego lento y a unos precios razonables con unos artículos de máxima calidad. Por no tener no pueden tener ni página web, pero se esfuerzan día a día en darlo todo para superarse y conseguir que sus numerosos clientes salgan satisfechos y vuelvan. Estas anónimas heroínas hosteleras, tengo que confesarles que me emocionan y les rindo mi humilde homenaje pleno de admiración por su ejemplar conducta.
Durante el frío mes de enero del 2014 he acudido con alguno de mis más habituales colaboradores a degustar en ocho almuerzos los platos más emblemáticos de los buenos y diferentes restaurantes de Noreña, La Plaza, El Sastre y Letual y han superado todos la prueba con un notable alto. También he contado con la inestimable ayuda de mi mujer y sus fashion amiguinas, que degustaron una jornada el plato del día de la Cafetería-restaurante Letual, al competitivo precio por persona de ocho euros, de lunes a viernes.
Voy a unir unas pocas imágenes de esta subyugante Villa Condal de Noreña, capital chacinera de Asturias, que es el municipio más pequeño y hacendoso, con un alto nivel de empleo y renta, del Paraíso Natural y al que se puede acceder por cómodas autovías y por el romántico y barato ferrocarril de vía estrecha, que es una experiencia muy recomendable y así evitar tener que limitarse en el disfrute del vino o la sidra.
En nuestro país, aún llamado España, hay muchísimos aficionados a los caseros Callos a la asturiana, con mayúsculas, que como todos bien saben, deben ser impolutamente limpísimos, pequeñitos, picantes y rodeados de una salsa sabrosa y pegajosa fruto de la gelatina que regala la cocción de las manos de cerdo y la pata de vacuno, acompañados de taquinos de jamón guisados con pimentón dulce y picante y en algunos casos con morro, magro y la grasa de la raza autóctona el "gochu asturcelta".
Mi Ruta a la búsqueda de los Callos más excepcionales en el centro de Asturias ha empezado en Casa Telva en Valdesoto a 4 km de Siero, luego en los tres ya citados restaurantes de Noreña, para seguir en el Bar Camacho en Anieves, junto a Tudela Veguín, y rematar la jugada como hace el famoso futbolista el Guaje Villa, en el confortable restaurante Michem, de la guapa localidad de Villabona, en el concejo de Llanera, con la maravillosa posibilidad de poder acceder en tren a estos dos últimos restaurantes.
En la plaza de La Cruz de Noreña radica la sede de la famosísima Cofradía Gastronómica de los Caballeros de la “Orden del Sabadiego”, creada para potenciar este singular embutido Noreñense en el año 1988 y que inexcusablemente deben probar y comprar, pues seguro que les seducirá su originalísimo sabor y que lo hacen excepcional en Cárnicas La Nave.
Otro justificativo fundamental en su próxima visita a Noreña, que celebra cada sábado un animado y artesanal mercado, es descubrir La Moscancia que preparan en Tortos de maíz acompañada de manzana en el Bar La Plaza.
Como siempre mis seguidores me preguntan todito todo, les confesaré que los callos enlatados Gourmet “El Yantar de Pepe” que preparan en La Noreñense, que es una empresa familiar líder en precocinados con alta calidad desde el año 1969, les encantarán también y deben obligatoriamente comprar.
Hemos disfrutado de lo lindo almorzando tres días en el bar La Plaza, donde el lujo siempre está en el plato, pues Eva María y su hermana Olga cocinan con gran sensibilidad y con una sorprendente creatividad con mucho oficio a pesar de ser unas jóvenes heroínas hosteleras. De lunes a viernes tienen un sorprendente menú de ocho euros y el fin de semana es lógicamente a la carta. Les regalo fotos de la mayoría de los platos que probamos, además de los famosos callos con ricas patatas fritas, a 12 euros la ración, a 9 la media y a 4 euros la tapa.
La ensalada de mousse de foie con vinagreta de arándanos (por 13 euros), muy aconsejable; el pastel de cebollas rellenas con salsas de verduras (por 12 euros) justifica la escapada a esta guapísima Villa Condal; el picadillo con patatas fritas—rico, rico—por 10 euros, al mismo precio que las suaves croquetas, también de picadillo, con salsa de Cabrales o el adobu al ajillo o las suaves manos de cerdo estofadas; el surtido de tortos (por 12,50 euros) es una ineludible cita; como la carrillera de cerdo al vino tinto (por 14 euros); el bacalao a la plancha sobre base de manitas de cerdo (por 21,90 euros) nos entusiasmó y lo mismo digo del bacalao a la sartén con alcachofas y jamón ibérico, al mismo precio.
Entre sus atractivos postres (que valen entre 4,50 y 4,90 euros) les destaco: los rollitos de arroz con leche con sorbete de mandarina, la tarta de queso con sorbete de mango decorada con mermeladas de naranja y frambuesa, los frixuelos con compota de manzana, la tarta tiramisú con sorbete de frambuesa y la crema de chocolate con helado de plátano.
Es sorprendentemente increíble encontrarse en este sencillo Chigre o Casa de Comidas de Noreña tantas delicatessen gastronómicas. |
Sencillo pero confortable comedor del Bar La Plaza.
Los famosos Callos que prepara Olga durante todo el año.
El Sabadiego de Noreña, que tiene una Orden Gastronómica de Caballeros para potenciar su conocimiento.
Suaves croquetas de picadillo con salsa de Cabrales.
Pastel de cebollas rellenas con salsa de verduras.
Surtido extraordinario de tortos de maíz, de picadillo, de moscancia con manzana, de pisto con foie y de huevo frito con jamón.
Manos de cerdo estofadas.
Adobu al ajillo con patatas fritas y pimientos.
Chipirones al ajillo con alioli.
Bacalao a la plancha sobre base de manitas de cerdo.
Bacalao a la sartén con alcachofas y jamón ibérico.
Guiso de garbanzos con langostino, del menú de un día y que nos encantó probar.
Rollitos de arroz con leche con sorbete de mandarina.
Frixuelo con compota de manzana.
Tarta de queso con sorbete de mango decorada con mermeladas de naranja y frambuesa.
Tarta Tiramisú con sorbete de frambuesa.
Crema de chocolate con helado de plátano.
La bellísima e iconográfica Torre del Reloj de 1694 que fue cárcel es ahora Sala de Exposiciones y su reloj sigue funcionando de maravilla desde que se colocó en 1864; está a cincuenta metros del Bar La Plaza en el alto del Rebollín.
El medieval y blasonado Palacio del Rebollín, del siglo XVI, perteneció a tres de las familias más nobles de Asturias: los Argüelles, los Quirós y los Llanes y uno de sus miembros en la época del rey Carlos III fue arzobispo de Sevilla
Cerca del Palacio del Rebollín y la Torre del Reloj han readecuado este bello edificio, del que les muestro una de sus ángulos, en amplio salón de exposiciones.
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Restaurante Sidrería "CASA EL SASTRE" (Calle de Fray Ramón, 27 – Noreña): Tel. 985 741 252. Cierra los lunes y es muy recommendable, al reservar mesa, no olvidarse de hacer lo mismo con al menos una ración de callos.
Dos jóvenes hermanos cabraliegos, Pedro José y Manuel Ángel Trespalacios, con la ayuda de la mujer de uno de ellos, María del Mar, y de un buen, profesional y amable equipo de colaboradores, tejen día a día con esfuerzo y tesón una excelente gastronomía tradicional con productos de mucha calidad y con precios razonablemente contenidos.
Es un restaurante sencillo y acogedor, con manteles y servilletas de papel, donde el lujo está en los guisos de sus clásicos platos, hechos como dice el cocinero Arguiñano, con mucho fundamento, no exento de cierta creatividad culinaria.
Estas Casas de Comidas, con buena sidra escanciada al método tradicional, sencillamente me emocionan, queridos seguidores de mi turística web, pues yo nunca he sido un crítico gastronómico al erudito uso, sino simplemente un afortunado e infiel amigo con mucho tiempo libre, que es un bien habitualmente muy escaso para la mayoría de los mortales y que llevo desde el siglo XIII tratando de descubrir nuevas sensaciones y sabores que habitualmente, si son digeribles, comparto con todos ustedes, mis jóvenes alumnus, para promover hasta el infinito y mucho más la vital necesidad de disfrutar al máximo del Paraíso Natural Astur y al tener miles de experiencias de mesa y mantel, en mi oráculo siempre se adora la teoría de la Relatividad, ya que los gustos son muy personales y las comparaciones siempre son odiosas y el ranking, cuando hay un mínimo de calidad, no tiene orden, pues todos los platos, como todas las mujeres, tienen su erótico y excitante puntín.
En Casa el Sastre, aunque tienen menú de diario, los habituales clientes suelen comer a la carta y entre sus propuestas les recomiendo probar: el paté de Sabadiego (a 7 euros); los sabadiegos (3,50 euros); los callos (12 euros); el picadillo (8 euros); las cremosas croquetas (8 euros); las berenjenas con boquerones o con pisto y foie de pato (10,50 y 12 euros); los calamares frescos (13 euros); el típico emberzáu (8,50 euros); las tostas de jamón iberico con foie de pato (18 euros); la sopa de marisco (8 euros); la ensalada de hojas de roble con canónigos, escarola y queso de cabra (10 euros); los fritos de bacalao (14 euros) y de pixín o rape (18 euros); las mollejas (13,50 euros); el pixín especial de la casa u otro pescado del día (sus precios varían pero dentro de la razonabilidad), como el pitu de caleya o el lechazo asado, que no tienen todos los días; los escalopines al Cabrales, con crema de puerros o a la pimiento (13 euros); la carrillera o el rabo de toro (13,50 euros); las chuletillas de lechal (17 euros); el cabritu autóctono (18 merecidos euros); buenos cortes de carnes al peso y un excelente queso de Cabrales del famoso Pepe Bada, curado en la Cueva el Teyedu de Tielve y los postres que les he mostrado en las imagines, también a precios razonables, pudiendo pedir de casi todos ellos medias raciones y así, al compartir platos, disfrutan más sensaciones.
Nosotros salimos entre 20 y 30 euros por persona y la carta de vinos, aunque no puede ser muy extensa, es variada y también con precios razonables; por la botella del vino tinto Ribera del Duero, Pago de los Capellanes roble, pagamos 17 euros.
Solo aconsejarles, finalmente, la romántica posibilidad de utilizar el tren en La Ruta de los Callos y muchas más cosas ricas, en sus Escapadas a la Villa Condal y chacinera de Noreña, donde "el gochu" es uno de sus ciudadanos más condecorado y aprovechado.
Me olvidaba recordarles que el cocido de garbanzos con Moscancia y un cuidadísimo compango, que preparan los miércoles, con reserva previa, es una experiencia que no olvidarán facilmente. |
La Villa Condal de Noreña en un romántico y brumoso día de enero del 2014, con la nevada Sierra del Aramo al fondo.
La Plaza de la Cruz es el emblemático corazón de la bellísima Noreña, en uno de sus edificios se ubica la sede de la Cofradía de la Orden del Sabadiego y la tradicional panadería-pastelería Rey (Tel. 985 742 144), que solo abre por las mañanas y donde venden unos inmensos y riquísimos pasteles de hojaldre con cabello de ángel y unas bombas de Berlín para ganar con dignidad cualquier guerra contra la obesidad.
Monumento al Gochu, junto a dos de mis colaboradores, Juan y Kike, que tienen un pico más fino que el noble Conde de Noreña, que era también Obispo de Oviedo.
Fachada exterior del buen restaurante sidrería Casa El Sastre de Noreña.
Barra donde se escancia una excelente sidra y mesas donde también se sirven caseras comidas.
Acogedor y sencillo comedor interior donde siempre se debe reservar mesa.
Los riquísimos callos se sirven en cazuelas de barro muy calientes, con patatas bien fritas aparte, pero yo los emplaté para que los vean mejor y les apetezca más probarlos.
El paté de Sabadiego es una original entrada que inexcusablemente deben pedir.
Medias raciones de berenjenas con boquerones y la otra con pisto y foie de pato, sencillamente riquísimas.
Les aproximo la delicatessen de las berenjenas con boquerones y con pisto y foie de pato.
Media ración de mollejas al ajillo.
Otra media ración de mollejas con una salsa deliciosa.
Media ración de un memorable cabritu, con aromas de los pastos de los Picos de Europa.
Otra media ración de jugoso y muy bien guisado rabo de toro.
Esta deseable sopa de cocido viene acompañando el famosísimo cocido con moscancia que preparan los miércoles.
La moscancia de Noreña es otro de sus tesoros gastronómicos que cualquier presunto gourmet debe probar.
Al servir la sopa del original cocido en una gran cazuela, la mezclamos también con todos los acompañamientos de este festín gastronómico en que todo estaba buenísimo y nos pusimos moraos, como hacía el Conde de Noreña, que les recuerdo era además obispo de Oviedo y tenía licencia para fartucarse sin pecar.
La tarta de queso nos sedujo plenamente a todos.
La fría tarta de turrón se deshacía solo con mirarla, pues es una artesanal obra de arte.
El tradicional y requemado arroz con leche tenía un sabor personalísimo que, como las fashión, jóvenes y guapas clientas que había en una mesa cerca del comedor, siempre se recuerdan.
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Restaurante LETUAL (C/ Flórez Estrada, 16 - Noreña): Tel. 985 741 381.
www.letual.es. Cierra los miércoles.
De lunes a viernes tiene un cuidado y abundante menú de tres platos a elegir entre varias opciones, con postre, pan y bebida, por solo 8 euros, que tiene innumerables adictos, y el fin de semana es a la carta.
Antes de iniciar las al menos dos comidas que hacemos como poco en cada uno de los restaurantes que visitamos, mandé de expertas emisarias a mi mujer con sus fashion amiguinas que comieron el menú del día y quedaron flipadas por la abundancia y calidad de los platos del mismo, por solo ocho euros.
En el año 1978 iniciaron sus actividades hosteleras como bar y las fueron ampliando hasta conseguir una justa fama como restaurante de comidas caseras, atendido con mucho amor y trabajo por toda la familia propietaria, comandada por Juanjo Cueto, con la ayuda en los fogones de su mujer Pilar Vilar, su hermana Herminia Vilar, su cuñado Perfecto Castro y de su hijo Héctor, que es una máquina total atendiendo su habitualmente repleto comedor, ya que en los fines de semana sus mesas se duplican.
Su eslogan es muy sencillo: cuidar y mejorar constantemente la calidad de sus productos, que sirven en raciones abundantes y con precios muy contenidos.
En los meses invernales sirven semanalmente unas cien raciones de callos, que nosotos probamos por duplicado; un dia estaban excelentes y el siguiente buenos; nos sorprendió la rapidez del servicio, ya que es un tour de force apabullante al ser su carta increíblemente amplia y que pueden ver con precios en su web.
Uno de los almuerzos lo iniciamos con el pote que tenían dentro del menú del día y estaba muy caserín; otras de sus especialidades que elegimos—pues nos motivaban probar—fueron los callos, el hígado encebollado con patatas fritas, las manos de cerdo rellenas de marisco, el cabritu guisado, las manos de cerdo a la marinera, el cachopo de cecina, la tarta de frisuelos, la tarta de arroz con leche, la tarta de turrón; y la tarta de plátano, en raciones tambien abundantes y a un precio de 3,20 euros. Como conclusión, un merecido notable en todos ellos.
La carta de vinos, suficiente y a precios muy razonables; por ejemplo, el cosechero de Ribera del Duero, 5,50 euros, no se puede pedir más moderación.
Les regalo las fotos de toda nuestra aventura gastronómica en el restaurante Letual de Noreña y comprobamos en la cara satisfecha de sus comensales el haber comido de maravilla como Pantagrueles.
No es un restaurante con ningún tipo de lujos decorativos pero su amplio comedor es cómodo, con buena temperatura y lo que es más importante, la calidad y cantidad de sus productos, con seguridad les hará volver.
Mis felicitaciones a esta familia de héroes hosteleros que son un ejemplo Solidario a seguir en estos difíciles momentos de Crisis, para motivar a que sigamos saliendo de casa y reforcemos el necesario Consumo creador de empleo. |
En la amplia barra de Letual, que precede a su comedor, Kike hace tiempo motivando a sus jugos gástricos para resistir lo que se avecina.
Vista parcial de su cómodo y bien atendido comedor, con manteles y servilletas de papel, ya que éste es un restaurante low cost pero con una limpieza exquisita y productos muy cuidados.
En la guapísima e iconográfica Plaza de La Cruz está la pastelería-confitería Rey, que solo abre por las mañanas y donde mis ayudantes compraron unos milhojas y unas bombas de Berlín, grandísimas, baratísimas y buenísimas.
Los inmensos pasteles milhojas y las jugosas bombas de Berlín, que compramos para la cena dulzona de Juan y Kike.
Aunque el día estaba nublado, su pequeño y guapo Ayuntamiento está rodeado de un relajante jardín.
Estatua dedicada al prócer local D. Pedro Alonso, que potenció muchísimo la educación de la juventud noreñense y que es del artista valenciano Mariano Benlliure, realizada en 1927 y cuya obra más popular en Asturias es quizás La Manzanera, en Villaviciosa, hecha por suscripción popular.
La cazuelita del pote que probamos del menú del día,tenia un sabor ancestral y caserin riquisimo.
Una de las medias raciones de callos que por solo 7 euros repetimos en los dos almuerzos.
El hígado encebollado, que es una de mis muchas debilidades culinarias, repartido de la cazuela de 8,50 euros a los tres platos, acompañado con patatinas bien fritas.
Las originales y sabrosas manos de cerdo a la marinera por 12 euros la gran ración.
El cabritu autóctono guisado estaba blandísimo y por 13,50 euros nos dio para tres platos como el de la foto.
Para que vieran el relleno, les abrimos las manos de cerdo rellenas de marisco; por solo 11 euros nos pusimos moraos, incluso del colesterol malísimo.
El cachopo de cecina y queso manchego estaba jugosísimo y con un increíble sabor, por solo 12,50 euros.
La tarta de turrón se deshacía con solo mirarla. Todos los postre valen 3,20 euros; sin comentarios.
El epatante milhojas de arroz con leche, también por 3,20 euros.
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