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De entre las bellísimas rutas que se pueden hacer en el concejo de Gijón ésta es quizás la más salvaje y frondosa a través de un casi impenetrable bosque de robles, avellanos, laureles, helechos y eucaliptos. Son 4350 metros accesibles a todos los públicos que se andan con comodidad hasta al playa de La Ñora en un total de 2 horas (ida y vuelta), recuerden que les parecerá increíble estar sólo a 9 Km. de Gijón y sentirse en la Amazonía. Se accede por la salida 378 de la A-8 (San Miguel de Arroes, Quintes, Quintueles), en la 2ª rotonda debajo de la autovía tomen dirección Infanzón y en el 1er cruce a 500 metros por la N-632 (Villaviciosa, Santander) verán la desviación al campo municipal de golf La Llorea, de 18 hoyos, lleguen hasta el final rústico del aparcamiento y ahí se inicia la ruta. GPS: 43º 31’ 7” Norte & 5º 34’ 46” Oeste.
El camino se inicia junto al campo de golf de La Llorea y está perfectamente señalizado, tiene un suave desnivel de 150 metros hasta la playa de La Ñora que es una de mis favoritas ya que está en mi relación gourmet de playas de Asturias.
La senda es cicloturista pero en época de lluvias no les recomiendo su uso excepto que sean bicis de montaña, ya que en algunos tramos se forman barrizales incómodos que andando se pueden bordear sin dificultad, espero que los arreglen para facilitar sobre todo el paso con sillas de niños que ya anden un poquito. Esta ruta la hice para Vdes. el 18 de Septiembre de 2008, en una tarde nubladísima que amenazaba tormenta, pero la experiencia fue increíble.
Es un bosque tan frondoso que no entra mucha luz, pero que nos produce unas increíbles sensaciones naturales. Solo me encontré en este paraíso a dos niños con sus padres que como yo disfrutaban con los sonidos de las hojas al caer, el tintineo del agua y el canto de los pájaros. En la parte de arriba de la foto se aprecia una ardilla entre las hojas, comiéndose una avellana que les encantan. A los 3 meses de nacer estos simpáticos roedores ya se independizan y luchan solos por sobrevivir.
El arroyo río Ñora delimita los concejos de Gijón y Villaviciosa y al bajar al fondo del valle iremos cruzando varios puentes de madera que parecen sacados de un cuento de hadas. Les recomiendo como siempre que lleven bastones de apoyo para evitar resbalar si hubiera llovido recientemente.
Hay cantidad de rincones para sentarse y comer el bocata junto al río, a cual más seductor. Estoy seguro que les gustará tanto este paseo salvaje por la naturaleza astur que algunos repetirán otra vez este paradisíaco paseo. A pesar de la poca luz del nublado día, coincidirán conmigo que las fotos son guapísimas.
En un claro del camino aparecen los edificios del antiguo Molino de Pilo, a medio camino de la playa, estuvo en uso hasta 1936 y llegó a producir también luz para uso propio. Miles de jóvenes enamorados han venido a este mítico y embrujado rincón, a comer un bocadillo de tortilla y chorizo con unas botellas de sidra, para tratar de pasar el tiempo y sus emociones afectivas.
Mientras Vdes. se relajan con mis imágenes, les diré algo de un tesoro que la naturaleza asturiana nos reserva. Es poco probable que lo vean pero seguro que oirán su sonido. Ya saben que viajamos a Costa Rica o Guatemala con la ilusión de ver el pájaro “quetzal”, pero aquí hay otra ave protegida que su difícil visión casi justifica una vida. Es un pájaro algo más pequeño que una paloma, de color entre azul metálico y marrón claro, de la familia de los córvidos, que se llama Arrendajo, “Glayu” en asturiano, sus gritos se pueden escuchar en esta ruta y se llaman glayidos, temblarán de emoción al escucharlos.
Ya estamos saliendo del bosque y vemos el gran juncal que forman los aguas del río La Ñora. Hace dos días que han adjudicado las obras de un aparcamiento para 260 coches y servicios con duchas que facilitarán muchísimo la visita a esta playa cala salvaje el próximo verano de 2009.
Si van con niños muy pequeños les recomiendo que lleguen en coche hasta la playa de La Ñora y anden junto al río algo menos de media hora hasta el Molino de Pilo, será una experiencia natural que recordarán con agrado. Aunque el día esté nubladísimo se relajarán andando por esta impoluta playa. Al inicio de la ruta junto al campo de golf hay un buen restaurante cafetería donde pueden comer, pero mi consejo es que lo hagan de bocata, pudiendo comprar bebidas en un bar que hay a pié de playa. Como la ruta es corta, pues dos horas no es prácticamente ni un paseo, les recomiendo que previamente, si son amantes de la gastronomía con raíces y calidad, reserven mesa en el restaurante Sidrería Kilo, tel. 985 894 806 ó 985 894 213. Encontrarán un comentario más amplio en mi guía de restaurantes de las zonas periféricas de Gijón.
La bellísima cala-playa de La Ñora, de la costa brava oriental de Gijón está en el límite con el concejo de Villaviciosa. GPS: 43º 32’ 47” Norte & 5º 35’ 21” Oeste. Es el final también de una de las sendas peatonales más espectaculares de las que discurren hermanadas al Mar Cantábrico. Se inicia en la Playa de San Lorenzo y se recorre en algo más de cuatro horas ida y vuelta, pudiendo hacerse por etapas, ya que a lo largo de la misma hay diversos parking donde pueden dejar su vehículo. Esta senda o ruta marítima está desgranada en los diversos álbumes que tengo de Gijón.
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