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En estos tiempos presentes en que desgraciadamente el materialismo está acabando con los verdaderos valores que siempre han rozado la Eternidad, me pareció una necesidad vital acercarme a la Posada Real Castillo del Buen Amor, transformada en lujoso hotel con 41 singulares habitaciones en el año 2003, para intentar comprender el contenido de su lema “Cum tempore”, más allá del tiempo, que dedicó el arzobispo Fonseca a la pasión sin fin que sentía por su amante Doña Teresa de las Cuevas y con la que tuvo cuatro hijos, tratando de eternizar su amor prohibido.
Desde entonces esta antigua fortaleza del S. XI, transformada en el S. XV en Castillo-Palacio, se llamó Castillo de Buen Amor, como recuerdo de esta preciosa historia entre seres vivos, aunque uno de ellos fuera Arzobispo, pero que nos enseña a creer y a sentir que este mágico impulso que es la máxima ilusión de cualquier mortal, si es esencialmente puro no tiene fecha alguna de caducidad, ni barrera que lo pueda parar, pues es eterno, mis queridos fans.
Otro motivo del viaje era ver la emoción de dos niños de 5 y 8 años, Inés y Pepe que nunca habían dormido en un Castillo Encantado, rodeados de la tranquilizante paz natural que atesora la Dehesa Salmantina y les puedo asegurar que les impactó la experiencia y lo pasaron bomba, incluyendo un poquito de miedo, pues la niña por temor al fantasmagórico y espartano lugar no quiso dormir en su cama supletoria y prefirió estar rodeada por sus padres.
Es un verdadero lujo poder soñar con las almohadas apoyadas como cabezal en las pétreas paredes con más de cinco siglos de idílicos recuerdos.
Si buscan las comodidades extremas de un edificio moderno, con ascensor y spas etc este no será nunca su hospedaje, pero cuando pisen su Patio de Armas ó bajen a su restaurante situado en las antiguas caballerizas ó mazmorras entenderán cómo se podía sentir de feliz el arzobispo Fonseca y su amada amante. Cenen y desayunen inexcusablemente en este insólito lugar, ya que su cocina es digna, honrada, con precios muy razonables y servida por jóvenes y amables hosteleros, que tratan de hacer arte de su noble oficio.
Yo que soy hotelero desde el S. XIII, sé de las muchísimas dificultades que tiene la digna explotación de este Castillo y felicito al equipo gestor y propietario por su buen hacer.
Aunque en su web, lo explican perfectamente, les recuerdo tomar la Salida 322 de la Autovía A-66 y luego la CN-630 dirección Zamora y muy cerquita al poco de pasar la desviación a Topas, verán en el P.K. 317,6 una carreterita a la derecha con el cartel dirigiéndoles al ya muy cercano Castillo.
Para los que no hayan comido nunca en una antigua cueva, les recomiendo visitar el próximo pueblecito de El Perdigón que está 10 km. antes de Zamora, en plena Tierra del Vino, pero como nosotros volvíamos hacia Asturias, preferimos parar a almorzar en Valdevimbre en la Cueva del Cura, donde los niños fliparon comiendo a la luz de las velas bajo tierra, morcilla de León, chuletillas de lechazo a la parrilla, un poco de tortilla guisada, otro poco de cecina de chivo entrecocida y de postre leche frita y canutillos.
Les aconsejo comprar chorizo que hacen en Valdevimbre que más que un pueblecito es un fenómeno social, con innumerables restaurantes bodega bajo tierra, en antiguas cuevas del S. XII y no olviden probar y comprar en la Bodega Pardevalles, alguno de sus vinos D.O. Tierra de León, hechos en su mayoría con la uva Prieto Picudo, que es la que predomina en esta privilegiada vitivinícola zona.
El restaurante un poco más lujoso es Cueva San Simón, pero ninguno desmerece y la experiencia gastronómica siempre es muy placentera.
Mis penúltimos consejos gastronómicos son que prueben los famosísimos puerros de Sahagún, sin olvidar los pimientos del Bierzo asados a la leña y descubrir el histórico sabor del vino rosado de aguja leonés de Bodega Pardevalles, que tiene algo mas de 13º de graduación alcohólica y es una de mis múltiples pasiones favoritas, al ser por mis orígenes sarracenos un poco mas infiel que el arzobispo Fonseca, que como debe ser, rendía culto a lo divino y pleitesía a la belleza natural de lo humano.
Espero que les guste que comparta en mi web O.N.G. Turística Virtual algunas de las miles de experiencias gastronómicas, paisajísticas ó ambientales de lugares Mágicos que he tenido la grandísima suerte de poder sentir y que con la belleza de mis imágenes Vds. las disfruten al unísono conmigo. |
El Castillo del Buen Amor, en una soleada mañana de Octubre del 2011. Los atardeceres vistos desde su terraza exterior son impactantes.
Por esta puerta de acceso al Castillo-Palacio del s. XV han cruzado Históricos personajes, como el rey Fernando el Católico ó el Duque de Alba, que fue también uno de los propietarios de esta fortaleza.
Este Castillo-Palacio es Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento desde el año 1931.
Me encantan los arzobispos con casta como Don Alonso de Fonseca, que quiso eternizar “Cum Tempore” su amor por Doña Teresa de Las Cuevas, construyéndole este alojamiento de ensueño y teniendo con ella cuatro hijos.
Uno de los innumerables salones de este emblemático Castillo-Palacio Medieval, para que el tiempo no corra y puedan rememorar tanta bonita pasión.
En este electrizante rincón, donde se ubicaban las caballerizas y mazmorras se sirven románticas comidas y energéticos desayunos en plena y bucólica dehesa salmantina.
Sus hijos pequeños se sorprenderán al encontrarse estos nuevos amigos dándoles la bienvenida a las puertas de las antiguas mazmorras reconvertidas en confortable, amplio y cómodo comedor.
Toda la vida de este Castillo medieval de cuento gira alrededor del Patio de Armas, bajo la luz de las estrellas, donde también se casan los que quieren hacer eterno su amor.
El Foso que rodea esta antigua fortaleza del S. XI tiene una anchura de 15 metros y una profundidad de 8, facilitando la construcción de la necesaria y relajante piscina veraniega.
Al menos dos arzobispos que sepamos han disfrutado con sus amantes, entre los pétreos muros de cinco metros de este nidito de amor, pues un primo también obispo de Don Alonso de Fonseca, quiso epatar posteriormente gozándola con su amante, como debe ser.
La piscina encaja perfectamente en el armonioso conjunto arquitectónico de esta Fortaleza-Palacio reconvertida hace 8 años en ejemplar Hotel.
El Laberinto de coníferas, visto desde las almenas del espectacular y acogedor Monumento Histórico.
Les puedo asegurar que dormir entre tantos recuerdos del Buen Amor tiene un precio casi Low-Cost. Si estuviera situado en Francia costaría como mínimo el triple.
Visión del Castillo desde el Laberinto de Coníferas, que seguro encantará a sus hijos pequeños y a jóvenes enamorados en busca de su destino.
Espero haberles sabido transmitir con mis imágenes, la serena belleza castellana de este Monumento dedicado a la pasión del irrefrenable Amor en estado salvajemente puro y eterno.
Admiren las caras entre satisfacción y sorpresa que ponían los hijos de mis sobrinos Inés y Pepe, a la tenue luz de las velas en la cueva Bodega del Cura, viviendo esta insólita experiencia hostelera en la aldea leonesa de Valdevimbre, que tiene innumerables bodegas bajo tierra desde el S. XII y donde los néctares de sus autóctonas uvas de Prieto Picudo adquieren un sabor etéreo
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