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Que yo soy un enamorado de Lisboa y Portugal desde que la visité por primera en el año 1963 creo que lo saben de sobra todos mis miles de fieles seguidores, como también conocen el compromiso que decidí tomar en 1987, año en que la Crisis les azotaba con dureza, “a Escaparme al menos una vez cada 12 meses a vivir alguna nueva experiencia turística o gastronómica en ese País al que profundamente admiro y deseo seguir ayudando mientras mi salud y mi economía lo permitan”.
Afortunadamente el gran escaparate mundial que es Internet está ayudando muchísimo a descubrir nuevos destinos por lo que no voy a ser un pelmazo repitiendo lo que está muy bien explicado en miles de webs turísticas oficiales y privadas, solo les trataré de dar alguna pequeña información que espero les sea de utilidad en su próximo viaje.
Unas de las dudas más habituales que podrán tener cuando lleguen a Lisboa es dónde tratar de escuchar la magia de los Fados, entre los cientos de lugares de su excelente oferta cultural y hostelera, de una forma accesible a casi todos los bolsillos:
1º El Sr. Fado de Alfama, donde solo 25 afortunados mortales pueden, todos los miércoles, viernes y sábados, vivir una sencilla experiencia diferente durante más de cuatro horas, desde las 20.30 a la una de la madrugada, por solo 45 euros por persona, plenamente justificados. Durante las dos primeras horas se cena con bastante calidad y a las 22.30 empieza el singular, melancólico, desgarrado, pasional e irrepetiblemente, triste y tierno a la vez, sentimiento que envuelve a la embriagadora música de los Fados en la excitante Lisboa.
2º En la Tasca do Jaime, en pleno y tradicional barrio de Alfama; su presupuesto, con una comida lógicamente más sencilla, es de 35 euros por persona y los Fados se empiezan a recitar o cantar a partir de las 19 horas, con la posibilidad también de no cenar y tomarse un buen vino verde por unos 20 euros o algo menos. Los sábados y los domingos de 16 a 20 horas también, sus voces desgranan sus sentidas melodías, con un coste en las consumiciones más limitado.
3º O Faia, en Rua da Barroca 56, en el Barrio Alto, ofrece desde el año 1947 un espectáculo de gran calidad con razonablemente buena gastronomía y a unos justos 60 euros por afortunado cliente Premium.
4º A Tasca do Chico es otro buen rincón lisboeta donde escuchar esta impactante y estremecedora música, con solo tomar una cerveza a razonable precio low cost.
Traten al inicio de su estancia en Lisboa de descubrir sus más recónditos encantos en algún walking tour gratuito de Sandemans New Lisbon o con alguna otra organización similar de las varias que pueden encontrar en Internet y así empezarán su visita con el mejor pie, en esta seductora Ciudad de las Siete Colinas, perfectas por sus cardiosaludables virtudes, al esforzarse un poco al recorrerlas.
Compren el Lisboa Card para utilizar gratuitamente todos sus numerosos medios de tranporte, sin olvidarse del tranvía 28 para subir al Castelo de São Jorge y bajar relajadamente andando por todo el barrio Alfama, descubriendo sus muchos vestigios musulmanes, la Catedral o Sé y la Iglesia de Santo António, edificada sobre la casa donde nació su Santo Patrón en 1195; murió en Padua el 13 de junio de 1931, con solo 35 años de edad, siendo este preclaro fraile franciscano, fantástico predicador y enemigo acérrimo de usureros y egoístas banqueros, canonizado al año siguiente de su muerte por Gregorio IX. Por esa razón el 13 de junio cada año es la Gran fiesta del Santo Patrón de Lisboa y les garantizo a todas las maravillosas mujeres que compren en ese día una de sus imágenes, no les va a faltar la erótica del amor mientras estén vivitas y coleando.
Suban al Miradouro de São Pedro de Alcántara por el típico Elevador da Glória, recorran con calma el Bairro Alto y desciendan por el Elevador da Bica hacia la Praça Dom Luis I y al Barrio del Chiado, tratando de descubrir lo mucho que atesora esta enigmática e histórica ciudad, junto al río Tajo.
Ya les he relatado que mi hotel favorito desde hace muchos años en Lisboa es el Avenida Palace y entre los modernos y pequeños hoteles boutique, el Altis Belém tiene también una magia especial además de un restaurante galardonadísimo y buenísimo, pero solamente para mis seguidores más fashion y Premium; que también disfrutaran mucho en el restaurante super-cool Bica do Sapato, con románticas vistas al río Tajo.
Mis restaurantes de corte tradicional favoritos en la zona cercana del hotel Avenida Palace, siempre con reserva previa, son:
1º O Sacramento, donde su cálida decoración invita al romanticismo gastronómico, con productos de gran calidad a precios razonables.
2º Solar dos Presuntos es quizás, a pesar de sus precios un poco altos, una mesa que siempre me es grato repetir, como les mostraré en alguna foto.
3º O Chiado tiene una extraordinaria y sencilla cocina que les flipará, a precios muy ajustados; al tener solo diez mesas la reserva es fundamental.
4º Restaurante do Carmo es otra sólida oferta en esta misma zona Baixa Chiado, con atractivos y bien elaborados platos.
5º En la Confeitaria Nacional, desde 1829 ofrecen en su primera planta la posibilidad de tomar un barato y buen menú del día o uno de sus excelentes sándwiches entre otros muchos dulces, como un pastel de nata que va a la zaga de la famosísima number one, Pasteis de Belém, a la que soy un adicto total.
6º Y siempre que estén cerca de la Plaza del Rossio, no perdonen tomarse varios vasitos de su delicioso licor de guindas silvestres en A Ginjinha, donde el fraile benedictino gallego, Francisco Espinheira, creó durante los años 1830 una pócima celestial que les dará un puntín necesario para olvidarse de todas sus posible penas y centrarse en disfrutar las muchas sorpresas que atesora esta inigualable Ciudad.
Para tapear con extraordinaria calidad, muy buen ambiente y precios comedidos, el Nuevo lugar Gourmet más sorprendente de Lisboa se llama Time Out Mercado da Ribeira, que está colindante al tradicional Mercado de frutas y verduras, enfrente de la estación de metro y ferrocarril Cais de Sodré, desde donde salen los trenes hacia Cascais y se coge también el tranvía nº 15, hacia la Torre de Belém.
Todas las comparaciones son odiosas pero el Mercado de San Miguel de Madrid puede ser una buena referencia para los turistas españoles, que con total seguridad, si lo visitan al principio de su estancia en Lisboa, repetirán sus degustaciones en esta ejemplar iniciativa gastro-turística que me gustaría ver alguna vez recreada, a escala lógicamente menor, en la parte superior del desaprovechado y centriquísimo Mercado del Sur, en la Plaza Seis de Agosto de Gijón.
En otros álbumes de mi web tienen ampliada información sobre muchos otros lugares mágicos que deberán descubrir en nuestra querida nación hermana, Portugal. |
La Torre defensiva y recaudatoria de Belém se construyó entre los años 1514 y 1520 en una isla que estaba a 500 metros de la orilla, en la desembocadura del río Tajo.
La Torre defensiva construida en el río Tajo, en el más puro estilo Manuelino, tomó su nombre al estar ubicada en el barrio lisboeta de Santa María de Belém y es uno de los Iconos monumentales de la bellísima Lisboa. El mejor lugar para disfrutarla a fondo es alojándose en el Boutique Hotel Altis Belém, que está a 50 metros y su restaurante Feitoria tiene una merecidísima estrella Michelin por su extraordinaria y creativa cocina.
El Monasterio de los Jerónimos se construyó en el siglo XVI para conmemorar el regreso de la India del descubridor portugués Vasco de Gama y es merecidamente, desde 1983, Patrimonio de la Humanidad.
La iglesia y el claustro del Monasterio de los Jerónimos son electrizantes y justifican por sí solos varias Escapadas a la cada vez más atractiva Lisboa. El histórico edificio colindante alberga el interesantísimo Museo Nacional de Arqueología, que es otra de las visitas turísticas ineludibles.
El Monumento a los Descubrimientos se inauguró en 1960 para conmemorar los quinientos años del fallecimiento de Enrique El Navegante. Al fondo se ve el Puente 25 de Abril, que es dentro de su genero el más largo de Europa, con 2227 metros.
Los intrépidos marinos portugueses contribuyeron con sus innumerables descubrimientos al nacimiento de una de las mayores potencias del Medievo y para mantener vivo su agradecido recuerdo se construyó este histórico monumento.
En la antigua Confeitaría de Belém, muy cercana al Monasterio de Los Jerónimos y al curioso Museo dos Coches, desde el año 1837 elaboran los riquísimos Pastéis de nata, horneados con un hojaldre crujiente de rechupete. Hay siempre colas para degustarlos y los que fotografié en este plato, acompañados de un calentito café con leche, fueron un sabroso desayuno para recordar.
Desde la terraza del hotel Avenida Palace les regalo esta imagen del Monumento Nacional que es el Castillo de San Jorge, tambien llamado Castelo dos Mouros.
Vista nocturna de mi hotel Vintage favorito en el centro de Lisboa, que se llama Avenida Palace.
Pasear por los salones vintage del Avenida Palace nos permite revivir su histórico pasado y les quiero recordar que sirven un extraordinario desayuno que inexcusablemente deberán probar y disfrutar.
Los amantes de los hoteles modernos pueden elegir el hotel 5* de la excelente cadena Altis que se encuentra enfrente del Avenida Palace, que a mí, próximo a cumplir los setenta años, cada vez me gusta más.
El bellísimo edificio de la Estación del Rossio está justo al lado del hotel Avenida Palace y desde ella salen los trenes a la maravillosa ciudad de Sintra.
La Plaza del Comercio, que sufrió la destrucción del terremoto de 1775, muestra la estatua ecuestre del rey José I, justo al lado del río Tajo.
El bellísimo Arco de Triunfo está al final de la Rua Augusta, colindante con la Plaza del Comercio; su construcción data del año 1875 y tiene una dedicatoria sobre la importancia de las virtudes de los más grandes, como ejemplo al resto de la sencilla población, todo lo contrario del lamentable espectáculo que nos dan en España la mayoría de los presuntamente prohombres públicos, que son una panda de chorizones merecedores, como poco, de la guillotina, pues solo siembran odios y mal ejemplo en estos momentos tan difíciles por el sufrimiento y la pobreza de millones de desafortunados ciudadanos, con los que siempre me he identificado.
Vista del Arco de Triunfo desde la animadísima y supercomercial Rua Augusta, que les encantará recorrer con mucha calma, pues es el corazón de la zona Baixa de Lisboa.
La pétrea figura de Enrique el Navegante con una pequeña carabela entre sus brazos, acompañado de otros muchos héroes portugueses que ayudaron a mejorar el conocimiento de nuestro mundo, recrea su recuerdo para festejar en el año 1960 el quinto centenario de su fallecimiento con este iconográfico e impactante Monumento a los Descubrimientos. Esta histórica imagen adquiere una serena belleza cuando el sol atardece sobre el horizonte de las aguas del mítico y mágico río Tajo.
El neoclásico y bellísimo Teatro Nacional Doña María II, hija del rey Don Pedro IV, está justo enfrente de la manuelina Estación del Rossio, que une Lisboa con la incomparable Sintra, a la que ya le he dedicado mi pequeño homenaje fotográfico. Su esbelta fachada está presidida por la pétrea figura del Padre del teatro portugués, llamado Gil Vicente.
El corazón de Lisboa está en las olas que mecen el pavimento de la Plaza del Rossio, bajo el monolito con la estatua del rey Pedro IV, que es quien realmente le da nombre; al fondo se ve el Teatro Nacional. Este original pavimento en forma de olas fue arquitectónicamente copiado por las plazas de todo el amplio imperio portugués y la verdad es que me encanta. Tomen una bica en la barra histórica del Café Nicola y admiren su decoración Art Deco.
La estatua ecuestre de Joao I preside la Praça de Figueira, con el el Castillo de San Jorge al fondo superior de la imagen. Me gustaría que visitaran la Iglesia de Santo Domingo, donde aún se aprecian los efectos del terrible terremoto de 1755 y del incendio que sufrió durante el siglo pasado, sin olvidarse de los emblemáticos, tradicionales y próximos negocios como son la Confeitaria Nacional, la Bacalhoaria Silva y A Ginginha Espinheira.
Al controvertido Marqués de Pombal le dedicaron esta Plaza y monolito por su gran labor en la restauración de la Baixa, destruida por el terrible terremoto de 1755 y que separa la fashion Avenida da Liberdade del Parque Eduardo VII, donde ondea con el orgullo de la heroica batalla de Aljubarrota una gigantesca bandera de la Independiente Portugal. No les quiero cansar con mas fotografías ni rollos históricos, que en Internet está todo muy bien explicado, pero al recorrer Bairro Alto no olviden subir, desde la Praça dos Restauradores, con el Elevador da Glória y vayan al Mirador de São Pedro de Alcántara después de probar una copa de Oporto en la Casa que promueve ese maravilloso néctar; recorran despacito la Rua Dom Pedro V y la Rua da Rosa, hosteleramente muy atractiva y donde tienen sus boutiques muchos de los buenísimos diseñadores de moda del país hermano, bajando al Bairro Chiado con el Elevador da Bica, para seguir descubriendo los miles de secretos que guarda esta maravillosa y enigmática Lisboa.
Pequeño homenaje a los arenales más emblemáticos y aristocráticos de Cascais y Estoril en la llamada Riviera Portuguesa, todos ellos con Bandera Azul. Esta pequeña y recoleta playina en el centro de Cascais se llama Praia da Rainha y era prácticamente de uso exclusivo para la Casa Real portuguesa desde que en el año 1870 eligieron este bonito pueblecito marinero a 28 km. al occidente de Lisboa para pasar sus relajadas y reales vacaciones de verano.
Es un agradable paseo en tren de media hora desde la estación lisboeta de Caís do Sodré hasta la final de Cascais. Esta Praia da Rainha está dedicada a la ultima reina de Portugal, Doña Amelia de Orléans y Brabanza, o Braganza, que tuvo que exilarse en el año 1910, al ser proclamada la República en Portugal el 3 de octubre. Desde Cascais la Reina madre y sus más fieles cortesanos emprendieron el viaje hacia el dorado exilio en su yate Amelia, haciendo su primera escala en Gibraltar para alojarse luego en Inglaterra, en la casa de su hermano el Duque de Orleans.
La Praia da Duquesa de Cascais debe su nombre al palacete colindante de la Duquesa de Palmela, otra de sus aristocráticas residentes que convirtieron, desde los años veinte del siglo pasado y finales del XIX, en el lugar de moda para retirarse o veranear muchas de las Casas Reales activas o cesantes europeas. Estas fotos están tomadas uno de los primeros y soleados días de octubre del 2014 y que, por supuesto, no era fin de semana, pues las impolutas playinas Banderas Azules están habitualmente abarrotadas. Si son aficionados a bañarse en la única piscina Fashion de agua salada que hay en Cascais, a la vera del mar, deberán alojarse al menos una noche, como hice yo, en el Farol Design Hotel y ya me agradecerán la excitante experiencia de estar casi durmiendo en un pequeño y romántico acantilado, mecidos por las olas. Mis buenos recuerdos de Cascais, anclados en un largo espacio de tiempo, son del buen hotel Albatros, que está mucho más céntrico y en primera línea de playa también, por lo que ya tienen dos alternativas Premium para alojarse en este aristocrático paraíso playero portugués.
La Praia de Tamariz, Bandera Azul, es la estrella playera de Estoril, que está a un paseíto de menos de tres kilómetros desde Cascais, justo delante de los jardines y alameda del Casino, que es uno de los mayores y más prestigiosos de toda Europa.
Frente al Palacio Barros, que es un castillo de estilo medieval y que se ve al fondo de la imagen, hay una Piscina Oceánica de uso gratuito, donde el agua está un poco más calentita y protegida, por lo que tiene muchos fieles usuarios. El novelista Ian Fleming creó el personaje de James Bond estando alojado en Estoril y en el prestigioso y lujoso hotel Palacio próximo al glamouroso Casino se filmaron muchas escenas de una de las primeras películas de la exitosa serie policíaca. Ya saben de sobra por las revistas del corazón los muchos Palacetes que atesoran Cascais y Estoril propiedad de famosos del mundo monárquico, aristocrático y financiero y hay recorridos dirigidos al marujeo en que les muestran dichas propiedades, pero yo, como republicano convencido, no voy a entrar en más detalles.
Les recomiendo que en una larga caminata, o alquilando una bicicleta, se acerquen a la surfera Praia do Guincho, desde donde se ve el Cabo da Roca y a medio camino, verán el famosísimo acantilado Mirador Boca do Inferno y seguro que les emociona.
En el álbum que he dedicado a Sintra puede recrearse en un Atardecer maravilloso en Cabo da Roca y si les gusta lo insólito, deben alojarse al menos un día y cenar maravillosamente en el hotel Premium Fortaleza do Guincho.
Para los amantes de la sencilla y sabrosa cocina regional portuguesa, les recomiendo visitar el barato y buenísimo restaurante Quinto Sabor, de Cascais.
Mi conclusión es clarísima: Cascais y Estoril me encantan.
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