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Para ir a San Antolín de Ibias desde Gijón, se toma la A-8 hasta la salida de Pravia y Cangas del Narcea por la carretera AS-15. Pasado Cangas a 5 Km. nos desviamos en la Regla, hacia el puerto de las Mujeres Muertas por la AS-29 y en 41Km. llegamos a Ibias en unas dos horas y cuarto. Les sorprenderá al llegar la combinación de su clima mediterráneo con el aroma de Asturias que le aporta su río truchero.
En la parte baja del pueblo, en la ribera del río Ibias, formando parte de un área recreativa han construido esta bella palloza para recordarnos como vivían en esta remota y hasta hace poco aislada comarca, distante 153 Km. de Oviedo. En las zonas más soleadas se pueden ver olivos, alcornocales y madroñales, árboles estos infrecuentes en la húmeda orografía Asturiana. El suelo seco no permite que crezcan las hayas.
En el año 1999 los habitantes
de San Antolín de Ibias celebraron la concesión del título de pueblo ejemplar de Asturias por haber sabido, a pesar de su aislamiento, mantener el orgullo de sus costumbres ancestrales. En la foto se aprecia la frondosa área recreativa de Ibias, dotada de piscinas, donde mayores y niños pueden refrescarse en los calurosos y secos días de verano.
La iglesia de San Antolín de Ibias que presenta una serena belleza, es de estilo románico cisterciense del S.XIII y esta situada en el centro del pueblo, junto al edificio del ayuntamiento. En la plaza también están los dos restaurantes que merece la pena conocer, y en los que intentan mantener las tradiciones culinarias de tan aislada zona, y que son: el Mesón Eiroa, tel. 985 816 104, que además tiene unas habitaciones donde alojarse muy cálidas y confortables. Prueben el caldo
de berzas tradicional, la ternera asada y unos muy buenos postres caseros. El otro restaurante es: Hnos. Leiguarda, tel. 985 816 048, y esta especializado también en platos típicos de la zona como el caldo o pote de nabizas. Ambos restaurantes tienen productos de matanza casera y delicioso vino y aguardiente hecho por ellos.
Este hórreo y área recreativa se encuentra a la entrada del pueblo de Cecos, a 3 Km. de Ibias. En casi todas las casas de la zona, además de la matanza propia,
se tiene la tradicional costumbre de elaborar su propio vino y aguardiente. Es un vino de los que ya no existen y en algunos casos se mezclan las uvas del país con otras que compran, procedentes de Zamora. Al ser un poco fuerte y tener que conducir después, me gusta tomarlo con hielo y gaseosa, resultando ser un excepcional refresco.
Vista del río Ibias pasando bajo el arco del puente romano de Cecos. La aldea de Cecos a 3 Km. de San Antolín, atesora con su iglesia de Santa María un conjunto rural de inigualable belleza. Cuando se inaugure en 2009 un hotel rural promovido por el ayuntamiento con fondos comunitarios, será uno de los motores del próspero futuro turístico de Ibias, como lo fue el hotel de la Rectoral para la comarca de Taramundi.
Cecos está como les dije a 3 Km. de San Antolín y a 5,2 Km. de Ponte da Faena, principio o fin de una sencilla ruta que discurriendo junto al río Ibias les hará vivir una jornada inolvidable. La misma se cruza con la ruta del oro que asciende hasta la aldea de Villamayor, a 3 km. también de San Antolín, accesible en coche y con unas vistas panorámicas del valle dignas de una postal, hasta el puerto de Connio a 1315 m. de altura desde donde se divisa el bosque de Muniellos. No olviden que aun siendo una bonita carretera, también es muy estrecha y poco recomendable para los que sufran mal de altura.
A mitad del camino entre Cecos y San Antolín nos encontramos con el caserío de la Pena del Cuervo, que además de entorno lo tiene casi todo: ermita, molino, hórreo, vacas... Una casa de ensueño en una corta ruta junto al río que le fascinará totalmente.
En la ruta, además de un área recreativa con mesas para comer junto al río, muy cerca del caserío de la Pena del Cuervo, encontrarán paneles indicativos con información sobre las explotaciones auríferas de la Roma imperial que tuvieron lugar durante los siglos I y II de nuestra era.
Las fotos de la ruta del Ponte da Faena, que a mí me resultan particularmente atractivas, les impulsarán a subirse a su coche y descubrir si aun no lo conocen, este sereno paraíso de Ibias. Y si esto no fuera suficiente, les recomiendo probar el típico botelo o la cachola, entre otros productos de la matanza casera del cerdo que en sí mismos ya justificarían la excursión.
Por estas escaleras junto al río se accede al área recreativa de San Antolín, pasando a la derecha por la popular viña del Trigal, con cuyas uvas el propietario del restaurante Leiguarda elabora unos deliciosos vinos y orujos. Las viñas que veremos en la ladera de la montaña, al mediodía, crecen en su mayoría sobre los restos de explotación de las antiguas minas de oro romanas. No olviden degustar de postre los freixolos con miel de los cortines, construcciones de piedra que fortificaban las colmenas contra la voracidad de los osos.
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